MADRID, España.- Que su fama y sus goles contribuyeron a que Cristiano Ronaldo construya su imagen de engreído ya no quedan dudas. Pero de ahí a descargarse contra la hinchada rival hay un sólo dedo: el mayor. Cansado del asedio de los hinchas bosnios, que lo habían recibido en el aeropuerto al grito de "Messi, Messi" y que lo iluminaron con un puntero láser durante todo el entrenamiento, el portugués apretó su puño y se los ofreció con los ojos clavados en el horizonte.
En Bosnia desde ayer, junto a la selección de Portugal buscará hoy desde las 16 el pase a la Eurocopa de Ucrania y Polonia, en un encuentro que se disputará en Zenica.
Amado y odiado, el jugador de Real Madrid despierta pasiones desenfrenadas en cada rincón del planeta y cuando puede saca a relucir su pedantería. Alguna vez desafió a Walter Pandiani y hasta declaró que lo envidian por "se guapo, rico y buen jugador". CR7 es único y auténtico, pero antihéroe. (Especial)